Jornadas Profesorado y Reforma II: En torno a la E.S.O.

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Málaga 14, 15 y 16 de diciembre de 2000

PRODUCCIÓN CIENTÍFICA

icono-pdfResúmenes de las Comunicaciones

Relato de los talleres


PROGRAMA

JUEVES 14 DE DICIEMBRE

16:15  INAUGURACIÓN OFICIAL

17:00  1ª PONENCIA: «Reproducción y recreación de la cultura en la E.S.O.»

Dr. D. Ángel I. Pérez Gómez

Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga

18:30 DESCANSO

19:00 PRESENTACIÓN DE EXPERIENCIAS

VIERNES 15 DE DICIEMBRE

12:00  VISITA CULTURAL

16:30  SESIÓN DE COMUNICACIONES

18:30  DESCANSO

19:00  2ª PONENCIA: «El sentido educativo y social de la E.S.O.»

Dr. D. José Gimeno Sacristán

Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Valencia

SÁBADO 16 DE DICIEMBRE

9:30 TALLERES DE DEBATE

A. Promoción del alumnado

B. Convivencia y disciplina

C. Organización y gestión

D. La dinámica del aula

E. Profesorado: juego de roles

F. Condiciones de trabajo

G. Contradicciones en las medidas de atención a la diversidad

H. Materiales curriculares

I. Otros

11:30  DESCANSO

12:15  MESA REDONDA: «La E.S.O. a debate: la voz de los implicados». Participan representantes de alumnos, padres, profesores y administración

16:00  PRESENTACIÓN DE EXPERIENCIAS

18:00  DESCANSO

18:30  3ª PONENCIA: «Qué profesor y para qué escuela»

Dr. D. José Ignacio Rivas Flores

Profesor Titular de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga

20:00 EXPOSICIÓN DE CONCLUSIONES Y ACTO DE CLAUSURA

20:45 ENTREGA DE CERTIFICACIONES



RELATO DE LOS TALLERES

Documento redactado por el Grupo de Investigación “Profesorado, cultura e institución educativa” (HUM 619) de la Junta de Andalucía a partir de las conclusiones elaboradas en los Talleres

En primer lugar, hemos de comentar que los talleres de debate, en general, han tenido una gran aceptación. Han sido muy fluidos, participativos y nos han dado una visión global de las inquietudes de los asistentes, en su mayoría docentes, acerca de la función de la escuela y sus limitaciones en la educación secundaria obligatoria.

En este sentido, los objetivos y propósitos que nos planteábamos de que éste fuese un espacio para el diálogo, la reflexión y la expresión de la voz de los docentes, se ha cumplido de una manera satisfactoria.

Una vez dicho esto, voy a comentar las conclusiones a las que se ha llegado de forma conjunta en los talleres de debate 

Hemos optado por esta modalidad de exposición de las conclusiones, con el ánimo de presentar un relato coherente, y no tanto la particularidad de lo ocurrido en cada uno de ellos.

No obstante, manifestamos desde la organización nuestra intención de que el relato pueda aparecer en la publicación de estas jornadas.

El sistema educativo está reclamando un cambio en las concepciones sobre cómo entender y trabajar la educación, y un replanteamiento de todos los aspectos relacionados con la acción e intervención educativas.

Planteamos la necesidad de diseñar una escuela que se adapte a las características, demandas y valores de la sociedad actual, se precisa por tanto una conexión entre escuela-sociedad.

La necesidad de acercar la cultura escolar y la cultura social se hace perentorio, para plantear un proyecto educativo que responda a las metas y finalidades que pretendemos alcanzar.

En esta reflexión que debemos plantearnos sobre nuestra escuela, nos vemos obligados a establecer la necesidad de reconceptualizar los roles que actualmente, está desempeñando cada sector de la comunidad educativa.

La implicación del profesorado en este marco es fundamental, como uno de los factores claves a la hora de promocionar, generar y apoyar el cambio de las concepciones sobre la escuela. Es necesario por tanto replantear la función del profesorado en nuestro actual entorno educativo.

Asimismo, la implicación de la familia es también uno de los pilares principales. La participación y la implicación de los padres y madres en el proyecto educativo, es vital para el nuevo replanteamiento que la educación nos exige.

El cambio en la estructura familiar de la sociedad actual, la desaparición del modelo tradicional y la aparición de nuevos modelos de familia, repercuten en los niveles de participación en los centros escolares y la implicación de la familia en la tarea de educar.

Frente a la idea de que los padres han dimitido de sus funciones como agentes educadores, se plantea la posibilidad de que padres y madres tengan un sentimiento de exclusión de la escuela. Es posible replantearnos si en nuestro modelo de participación tienen espacio los padres y madres para desarrollar un proyecto de participación real.

En este sentido esta escasa participación que parece se está dando en la escuela, debe ser analizada para generar respuestas y alternativas, promoviendo una plena participación de la familia, y con ello el ejercicio de nuestros derechos como ciudadanos de una sociedad democrática. La escuela debe de ser un marco generador de la cultura participativa.

Planteamos la necesidad de concebir a los padres y madres, no como intrusos en la cultura escolar, sino como agentes fundamentales de la dinámica de ésta.

La implicación del alumnado como el tercer pilar de la comunidad, se nos hace una exigencia. 

Esto nos llevará a la necesidad de plantear, buscar, analizar y diseñar nuevos sistemas, formas, modelos y espacios para la participación; entendiendo esta participación como eje clave, necesario y central en el desarrollo de cualquier proyecto educativo.

Se ha puesto de manifiesto el actual auge del modelo de gestión empresarial, que se está imponiendo en los centros docentes. Este modelo representa la mercantilización de la educación en correspondencia con la sociedad neoliberal y la búsqueda irracional de la eficacia como fin de la educación, que sesga cualquier intento de dotar de un sentido comprensivo a la escuela.

Como respuesta a los vertiginosos cambios sociales en los que estamos inmersos, la escuela está necesitada de un cambio de paradigma, tanto desde el punto de vista de la administración como desde el propio cuerpo docente.

Se ve inevitable la transición del modelo instructivo a un modelo educativo, que propugna una atención a todas las dimensiones del ser humano. De esta forma la concepción del docente se traslada desde una postura de transmisión del conocimiento, a una figura facilitadora de éste, que haga que el alumnado procese y reconstruya su pensamiento para poder interpretar la vida cotidiana. Para ello es necesario romper con los modelos academicistas que no responden a la diversidad, sino que atienden solo a la norma, a la homogeneidad, y perpetúan las desigualdades sociales.

Dentro de este marco se hace necesario el cambio del rol del docente y una reconsideración de la función de la escuela. De alguna manera ,el profesorado sigue pensando que su función esta limitada al espacio y al contexto del aula, y a una concepción individual de la intervención educativa.

Se ha hecho patente que los fines que persigue el profesor en el aula no coinciden con los fines que propugna la LOGSE.

El trabajo en equipo se erige como herramienta imprescindible para alcanzar las metas y fines educativos, y generar una cultura común en torno al fenómeno educativo.

En este sentido, es necesario generar un clima de diálogo y de relaciones dinámicas y horizontales en la vida del centro, para plantear estrategias en la resolución de conflictos desde la práctica docente y desde el entorno de las relaciones humanas.

Condicionantes para la elaboración de esta cultura común capaz de resolver los conflictos generados en el aula y en la institución educativa son el Tiempo, el Espacio, el Currículum y la Estructura de poder de la escuela. 

En cierto modo, el modelo de castigo sigue manifiesto en la vida de nuestros centros, pero el profesor ha sido incapacitado para la utilización del castigo como herramienta. En este aspecto se manifiesta una pérdida de la autoridad docente, sin que se haya producido un cambio en la estructura de relación de los centros. Esto lleva a un sentimiento de desprotección del profesorado en el marco organizativo y de gestión de la institución escolar.

Ante la posibilidad de llevar a la práctica algunas de las consideraciones expresadas y como conclusiones de los talleres de debate, presentamos algunas de las líneas formuladas al respecto. 

La conexión entre los ciclos; ya que se ha puesto de manifiesto la fragmentación existente entre los diferentes ciclos educativos, principalmente en el cambio de primaria a secundaria, dentro de ésta misma, y en el bachillerato.

Si la educación secundaria obligatoria tiene como uno de sus pilares básicos preparar para la vida, el título del graduado en secundaria deberían obtenerlo todos los alumnos y alumnas 

Es necesario partir de los conocimientos previos y del entorno inmediato del alumnado; ya no sólo para que se produzcan aprendizajes significativos, sino para que éstos adquieran las estrategias que le permitan reconstruir la cultura.

Otra de las líneas expresadas en los talleres es la influencia de ciertas claves culturales que vienen desde el exterior y que responden a un modelo cultural y social, cargado de violencia, individualismo y competitividad; estos contravalores se importan a la escuela, mientras la sociedad culpabiliza a ésta de no erradicar los conflictos que ella misma ha generado, y que son potenciados por los medios de comunicación de masa

La estructura rígida de las aulas y de los centros dificulta el cambio, desde una estrategia centrada en la reproducción del conocimiento a una concepción centrada en el alumno. 

Es necesaria la mejora de la formación inicial y permanente del profesorado, adaptando los programas de formación a las necesidades de los centros. 

Se demanda un modelo de formación, generado desde la propia práctica docente, emanado de las necesidades del profesorado y de la situación del alumnado. Un modelo de formación democrático, útil, significativo, bidireccional y ascendente.

Es necesario adoptar modelos de aprendizaje significativos y centrados en los procedimientos, que generen la implicación del alumno y de la alumna en su propio proceso de aprendizaje y en la reconstrucción de su conocimiento. 

El profesorado sigue empeñado en su academicismo, por la idea de que posee un conocimiento que necesariamente hay que transmitir, dedicando a ello mucho tiempo, y poco a que el alumnado aporte, reflexione, comparta y reconstruya sus ideas, posibilitando que se sienta protagonista de su propia educación.

El profesor necesita relativizar su función como transmisor de conocimiento, potenciando y favoreciendo la adquisición de aptitudes que ayuden a generar un clima de convivencia, mediante el respeto, la atención y la ayuda a los alumnos que más lo necesitan.

Es obligado recuperar la acción tutorial como eje que aglutine la coordinación y el trabajo cooperativo entre los agentes de la comunidad educativa.

Aunque el modelo pedagógico propugnado por la LOGSE para la secundaria obligatoria, no tiene en teoría espacio para la calificación, los materiales curriculares siguen rigiéndose por un modelo calificador 

El profesorado no tiene por qué dominar el diseño de materiales curriculares, sino adaptar éstos a las necesidades y realidades de su aula.

Pese a que la mayoría de los docentes están de acuerdo en que hay alternativas a la utilización de los libros de texto, éstos se siguen utilizando como el principal recurso, lo que condiciona en gran medida la metodología.

El Estado debe invertir a largo plazo en sectores de población desfavorecidos, a la vez que la escuela necesita traducir esta política compensatoria, comprendiendo que detrás de un alumno conflictivo hay una historia personal y socio-familiar problemática.

Sin duda, una de las mejores propuestas que se han comentado en estos talleres, ha sido la posibilidad de plantear la autogestión como una de las formas más viables de llevar a cabo todas estas ideas, ya que posibilita, fomenta, facilita, mejora y promueve la autonomía de los alumnos y alumnas, el reparto de responsabilidades dentro del aula, el cambio del rol del docente y la utilización de la instrucción como medio para la reflexión y la unión de todos los agentes implicados en el fenómeno educativo.

Como colofón a estas conclusiones, recogemos el sentir de los profesores y profesoras, que lejos de quedarse en la búsqueda de estrategias superficiales como medio de solucionar los problemas cotidianos, nos han sabido transmitir la necesidad de un cambio holístico de la función educativa de la escuela.


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